Reclama tu lugar y tu poder
- Jocelyne Quintana
- 10 mar
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 16 mar

EL DINERO NO ES SOLO DINERO
¿Alguna vez te has preguntado por qué, desde la infancia, las niñas y los niños reciben mensajes distintos sobre el dinero? A las niñas se les enseña a ahorrar, mientras que a los niños se les motiva a generar riqueza. Aunque esto está cambiando poco a poco, es importante recalcar que ambos consejos son importantes, la diferencia radica en cómo estos mensajes configuran su relación con el dinero a lo largo de sus vidas.
La educación financiera temprana marca una gran diferencia en cómo las personas manejan sus finanzas en la edad adulta. Sin embargo, el problema no se limita a los primeros años. A lo largo de la vida, las mujeres continúan enfrentando barreras para acceder a las mismas oportunidades que los hombres en el mundo financiero. Esto se traduce en una brecha salarial persistente, menos acceso a recursos de inversión, y un menor empoderamiento económico en general.
¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cómo podemos cambiar esta narrativa para que, desde pequeños, niñas y niños reciban el mismo tipo de educación y herramientas para ser dueños y tener poder de su futuro financiero?
EL ESTADO ACTUAL DE LA DESEIGUALDAD FINANCIERA
Nos gusta pensar que hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades cuando se trata de dinero, pero ¿es realmente así? Aunque las mujeres están igual o mejor preparadas académicamente, siguen enfrentando una serie de obstáculos que las colocan en una desventaja económica significativa.
Mayores cargas de trabajo no remunerado: A nivel mundial, el 42% de las mujeres no están en la fuerza laboral remunerada porque realizan trabajos no remunerados en el hogar, como el cuidado de los niños, los ancianos y las tareas domésticas. Esto no solo limita su capacidad para generar ingresos, sino que también les impide acceder a oportunidades de desarrollo profesional. La pregunta es: ¿Cómo podemos integrar el trabajo no remunerado en los modelos económicos y laborales para que no sea una carga exclusiva de las mujeres?
Dificultades para acceder a créditos e hipotecas: A pesar de ser una parte fundamental de la economía, las mujeres enfrentan barreras para acceder al crédito. Las estadísticas muestran que las mujeres tienen más préstamos estudiantiles que los hombres y, además, suelen enfrentar tasas de interés más altas en los préstamos y las hipotecas. ¿Cómo podemos garantizar un acceso equitativo al crédito para todas las personas, independientemente de su género?
Consejos financieros desiguales: Un fenómeno curioso y perjudicial ocurre cuando se analizan los consejos financieros que se dan a hombres y mujeres. Mientras que a los hombres se les motiva a invertir y asumir riesgos financieros, a las mujeres se les aconseja ahorrar y ser más conservadoras. Esta diferencia en el enfoque financiero puede tener un impacto negativo en la capacidad de las mujeres para generar riqueza a largo plazo. ¿No sería más efectivo promover la educación financiera de manera equitativa, brindando a todos las mismas herramientas para tomar decisiones informadas y empoderadoras?
BRECHA SALARIAL Y BRECHA DE RIQUEZA: DOS CARAS DE UN MISMO PROBLEMA
La brecha salarial es una de las diferencias más evidentes entre hombres y mujeres: la discrepancia en los ingresos por el mismo trabajo. Aunque esta diferencia ha ido disminuyendo en algunos sectores, sigue siendo una realidad persistente. Para ponerlo en perspectiva, una brecha salarial del 10% en los ingresos puede traducirse en un 38% menos de riqueza acumulada para una mujer cuando llega a los 65 años. Esto no solo impacta su capacidad de ahorro a lo largo de su vida, sino también su seguridad financiera en la jubilación.
La brecha de riqueza va más allá del salario; se refiere a la capacidad de generar, invertir y acumular activos. A nivel global, los hombres poseen un 50% más de riqueza que las mujeres. ¿Por qué esto es tan crítico? Porque la acumulación de riqueza no solo depende de lo que ganamos, sino también de lo que podemos ahorrar, invertir y dejar en herencia. La falta de activos generadores de ingresos, como propiedades o inversiones, puede limitar las oportunidades económicas y afectar la estabilidad financiera de las mujeres a largo plazo.
¿Cómo podemos cambiar esta realidad? La clave está en empoderar a las mujeres con las herramientas necesarias para tomar decisiones financieras informadas, acceder a créditos y desarrollar una cultura de inversión. Además, es urgente que las políticas públicas y las empresas promuevan condiciones que favorezcan la equidad en el acceso a las inversiones y en las oportunidades de generar riqueza.
EL PAPEL DE LA MUJER EN LA INNOVACIÓN Y EL EMPRENDIMIENTO
Invertir en la equidad financiera beneficia a toda la sociedad. Un estudio de McKinsey & Company encontró que si las mujeres participaran en la economía en igualdad de condiciones con los hombres, podrían agregar hasta 28 billones de dólares al PIB mundial, un aumento equivalente a las economías combinadas de EE. UU. y China. Este dato no solo resalta el impacto económico de la inclusión, sino también la necesidad urgente de actuar para cerrar la brecha de género en todos los sectores.
A lo largo de la historia, las mujeres han sido clave en la innovación, a menudo superando obstáculos significativos para hacer contribuciones cruciales en la ciencia, la tecnología y los negocios. Pioneras como Marie Curie en la ciencia, Ada Lovelace en la informática, o mujeres que crearon empresas disruptivas como Diane Heavin con los gimnasios para mujeres Curves, han cambiado el curso de la historia, pero muchas veces sus logros han sido invisibilizados.
Pero el panorama aún está lejos de ser equitativo. En muchos entornos profesionales, especialmente en los sectores de tecnología y emprendimiento, la cultura está dominada por hombres, lo que a menudo lleva a las mujeres a sentirse presionadas a adaptar su estilo de liderazgo al de los hombres, en lugar de abrazar su autenticidad y la diversidad de enfoques. El resultado es una falta de representación femenina en posiciones clave de toma de decisiones, por lo tanto, una limitación en el potencial innovador de muchas industrias.
¿QUÉ ALIMENTA EL EMPODERAMIENTO?
Menos "bro", más "whoa": Las mujeres no necesitan adaptarse al estilo tradicional de liderazgo, deben poder ser ellas mismas. Necesitamos reescribir las dinámicas de liderazgo y fomentar un ecosistema que valore la diversidad en la innovación y el emprendimiento. La innovación se enriquece cuando se incluyen diferentes perspectivas, esto solo se logra si las mujeres tienen la oportunidad de liderar y contribuir de manera plena y equitativa.
El empoderamiento es el resultado de varios factores que, al combinarse, nos dan las herramientas para tomar el control de nuestras vidas y nuestras decisiones. Éstos factores son:
Educación: Nos brinda conocimiento y habilidades necesarias para tomar decisiones informadas sobre nuestras vidas contribuyendo activamente a nuestras comunidades. Cuanto más sabemos, más podemos transformar nuestro entorno.
Apoyo social: Una red de familiares, amigos y mentores es crucial para aumentar nuestra confianza y ayudarnos a superar los desafíos que encontramos en el camino. No estamos solas en este viaje; el apoyo de otros es fundamental.
Representación política: Cuando las mujeres ocupan posiciones de toma de decisiones, se garantiza que nuestras perspectivas y necesidades sean tomadas en cuenta. La representación política permite crear políticas públicas más inclusivas y justas.
Estado económico: Aquí es donde el empoderamiento cobra una dimensión aún más profunda. La situación financiera influye directamente en nuestra autonomía y libertad. Un buen estado económico nos da la capacidad de tomar decisiones sin depender de otros, nos permite invertir en nuestro futuro y, lo más importante, nos da el poder de diseñar nuestras vidas en nuestros propios términos.
REFLEXIONEMOS Y TOMEMOS ACCIÓN
Hoy, centrémonos en el estado económico, porque el dinero no solo nos permite vivir, también nos da la libertad de decidir cómo queremos vivir. Imagina cuántos espacios más podrían llenar las mujeres si reclamaran su lugar en el ámbito financiero, si no solo tuviéramos el derecho de tomar decisiones, sino también los recursos para llevarlas a cabo. Ahora, esa es una visión poderosa, ¿no crees?
El empoderamiento económico no se trata solo de tener dinero; se trata de tener control sobre: el tiempo, las decisiones y la capacidad de cambiar las reglas del juego. No podemos esperar 257 años para cerrar la brecha financiera, como estima el Foro Económico Mundial. ¡Podemos empezar hoy mismo!
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