Bodas costosas y proyectos millonarios comparten un destino
- Chris Baumal

- 1 sept 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 ago

Las bodas costosas y los proyectos con grandes inversiones comparten un destino paradójico: a menudo, ambos tienden a fracasar. Aunque en apariencia son eventos de celebración y progreso que cautivan a todos, las estadísticas y la experiencia demuestran que las altas expectativas asociadas a estas grandes inversiones pueden ser un camino directo al desastre.
En el caso de las bodas, diversos estudios han revelado que las ceremonias más ostentosas y caras están correlacionadas con una mayor probabilidad de divorcio.
Imagina que María y Luis, después de tres años de noviazgo, deciden casarse. Quieren que su boda sea el evento del año, contratan al mejor salón de la ciudad, un chef con estrella Michelin y una orquesta para amenizar la velada. Todo es de lujo: flores importadas de holanda, quesos suizos y el pastel tiene más niveles que la torre Eiffel.
Llegado el día, los invitados se quedan boquiabiertos, pero, ¿y María y Luis? Bueno, están tan irritados y cansados por la planificación de que todo saliera perfecto que apenas se hablan. Un año después, en la sala de un abogado, se preguntan si tal vez gastar todos sus ahorros en un día fue un poco excesivo.

Siembra expectativas y cosecha frustraciones
Una boda costosa conlleva una presión social significativa, en la que se espera que todo sea perfecto. Esta búsqueda de la perfección, sin embargo, puede desviar la atención de lo verdaderamente importante: la relación en sí misma. Cuando la realidad no alcanza las expectativas idealizadas, las parejas experimentan desilusión y conflicto, lo que a menudo conduce al divorcio.
Del mismo modo, en el ámbito empresarial, los proyectos con grandes inversiones suelen terminar en fracaso. La razón subyacente es similar: las expectativas desmesuradas. Cuando se invierte una cantidad considerable de recursos en un proyecto, se espera que el resultado sea excepcional.
Esta presión puede llevar a la sobreplanificación del proyecto y a la incapacidad de adaptarse a cambios o problemas inesperados. Entre más detallado es el plan más duele moverle algo, ¿verdad? Además, la obsesión por alcanzar la perfección puede impedir que los equipos se enfoquen en la razón por la cuál están trabajando en eso, lo que en última instancia compromete el éxito del proyecto.
Es muy simple, cuando te comen las ansias sobre planificas y ese es el primer paso para condenar algo al éxito. ¿Te suena familiar?
Como project managers, product manager o innovation managers necesitamos retar a nuestros equipos para cuestionar el rumbo y guiarlos para manejar la presión y mantener el proyecto en el camino correcto.

Condenar al éxito es poner tantas expectativas y requisitos sobre algo que, en lugar de abrirle el camino hacia el triunfo, lo atrapa en una trampa de perfección imposible de alcanzar.
Cómo te imaginarás, María la que se acaba de casar es increíble para planificar el detalle de lo que sea. Ella lidera el proyecto millonario que promete impulsar las ventas de la organización, tiene un excel detallado por semana con roles, responsabilidades, tareas, objetivos, todo categorizado con colores y formatos condicionales que le permiten saber cuando algo no va en tiempo y forma.
Pero cuando el producto sale al mercado, resulta que no alcanza ni el 10% de la meta, resulta que a nadie le hace falta. La empresa se rasca la cabeza preguntándose si tal vez haber hecho un prototipo barato primero habría sido una mejor idea. La planificación es necesaria y muy importante, pero pedirle a alguien hacer un plan perfecto cuando no hay certeza es la razón de fracaso #1 de los proyectos.
Estos ejemplos nos recuerdan que la vida, tanto en lo personal como en los negocios, no se trata de construir por construir sino de saber cuándo y cuánto construir.
A veces, lo bueno es lo suficientemente perfecto, tratar de alcanzar “la perfección” puede ser la receta secreta del fracaso.
Así que la próxima vez que te encuentres planeando la boda del siglo o lanzando el proyecto del milenio, tal vez pregúntate: "¿Estoy construyendo valor o ilusión?"
Take aways
Aléjate de las altas expectativas y de condenar proyectos al éxito.
Mantener una mentalidad de prototipado para aprender rápido y barato.
Desarrolla un MVP (minimum viable product) algo lo suficientemente bueno como para llevarlo a la realidad y evolucionarlo con evidencia.
Acerca del autor
Chris Baumal ha sido director de más de 10 programas de innovación en distintos corporativos y es CEO de Infinixe , agenda una sesión con él para resolver dudas. ¡Hablemos!



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